El otro Cristóbal
El otro Cristóbal
(Cuba, 1963)
Dirección: Armand Gatti.
Intérpretes: Jean Bouise, Alden Knight, Bertina Acevedo, Pierre Chaussat, Marc Dudicort, Eslinda Núñez, José Antonio Rodríguez, Agustín Campos, Carlos Ruiz de la Tejera.
En 1962, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) invitó al director de cine y teatro francés Armand Gatti a realizar una película en La Habana. El rodaje de El otro Cristóbal o Los tambores de Oggún se inició el 22 de septiembre de ese año y se prolongó hasta el 31 enero de 1963. La versión inicial tenía una duración de cuatro horas y media, pero fue reducida a dos para su exhibición al público. Sin embargo, aunque fue incluida en la selección oficial del Festival de Cannes (donde dividió a la crítica y recibió el Prix des Écrivains de Cinéma et de Télévision), nunca fue proyectada comercialmente en Europa. En Cuba, resultó un fracaso absoluto. No podía ser de otro modo, dado el carácter sumamente experimental de la producción.
La trama, esperpéntica y surrealista, transcurre en un país imaginario de América Latina, gobernado por el Almirante Anastasio. Cuando el temido dictador muere, como resultado de su rebeldía ante los designios divinos, llega al Purgatorio (concebido como un gran casino de lujo), entra al paraíso por la fuerza, da un golpe de estado y encierra en jaulas colgantes a Olofi y al resto de las deidades negras del panteón yoruba. Sólo la Virgen de la Caridad queda libre, por hallarse en ese momento en la tierra, y a partir de entonces comienza a ser perseguida. El Almirante Anastasio (cualquier parecido con la realidad actual de América Latina es ¿pura coincidencia?) decide imponer la Nueva Constitución del Cielo: “Artículo primero: En adelante, el Cielo se denominará Infierno”, proclama. “Artículo segundo: Los habitantes del Cielo serán llamados diablos”. Mientras tanto, Cristóbal (Jean Bouise), un marino extranjero, y Julio Bobadilla (Alden Knight), un campesino negro convencido de la importancia de la música del órgano de Manzanillo para estimular la revolución, se convierten en los líderes de un movimiento social que logra derrocar al tirano a ritmo de conga.
La concepción de algunos personajes resulta desconcertante (por ejemplo, la virgen de la Caridad, interpretada por la actriz negra Bertina Acevedo, usa un estrafalario disfraz de gallina). La película es resultado de la mirada de un equipo de cineastas franceses deslumbrados por la cultura popular cubana y excitados por la atmósfera de los años “románticos” de la revolución.
La dirección de fotografía es de Henry Alekan, quien había hecho 15 años atrás La Bella y la Bestia de Jean Cocteau. Los alucinantes y muy teatrales decorados y diseños de vestuario de Hubert Monloup fueron inspirados, sin duda alguna, por las carrozas de los carnavales y por los shows de los cabarés habaneros de la época. La banda sonora de Gilberto Valdés incluye cantos yorubas, sones y canciones de corte bretchiano. Sin duda alguna, este filme de Gatti se adelantó en varias décadas a las tendencias posmodernistas y aún hoy día su utilización del absurdo resulta transgresora y desconcertante, así como su dramaturgia y la teatralidad de la puesta en escena. Algunas escenas se rodaron durante la Crisis de los Misiles.
Hoy día, este filme es una pieza de arqueología casi imposible de encontrar. En Cuba, no volvió a proyectarse públicamente después de 1963; pocos lo recuerdan y menos aún lo han visto. (Nosotros tuvimos la suerte de verlo en 1989, en una proyección privada en una salita del ICAIC). El otro Cristóbal es insólito, irreverente, irrepetible: haber conseguido una copia en DVD es casi un milagro, y verlo nuevamente, una experiencia memorable.
(Cuba, 1963)
Dirección: Armand Gatti.
Intérpretes: Jean Bouise, Alden Knight, Bertina Acevedo, Pierre Chaussat, Marc Dudicort, Eslinda Núñez, José Antonio Rodríguez, Agustín Campos, Carlos Ruiz de la Tejera.
En 1962, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) invitó al director de cine y teatro francés Armand Gatti a realizar una película en La Habana. El rodaje de El otro Cristóbal o Los tambores de Oggún se inició el 22 de septiembre de ese año y se prolongó hasta el 31 enero de 1963. La versión inicial tenía una duración de cuatro horas y media, pero fue reducida a dos para su exhibición al público. Sin embargo, aunque fue incluida en la selección oficial del Festival de Cannes (donde dividió a la crítica y recibió el Prix des Écrivains de Cinéma et de Télévision), nunca fue proyectada comercialmente en Europa. En Cuba, resultó un fracaso absoluto. No podía ser de otro modo, dado el carácter sumamente experimental de la producción.
La trama, esperpéntica y surrealista, transcurre en un país imaginario de América Latina, gobernado por el Almirante Anastasio. Cuando el temido dictador muere, como resultado de su rebeldía ante los designios divinos, llega al Purgatorio (concebido como un gran casino de lujo), entra al paraíso por la fuerza, da un golpe de estado y encierra en jaulas colgantes a Olofi y al resto de las deidades negras del panteón yoruba. Sólo la Virgen de la Caridad queda libre, por hallarse en ese momento en la tierra, y a partir de entonces comienza a ser perseguida. El Almirante Anastasio (cualquier parecido con la realidad actual de América Latina es ¿pura coincidencia?) decide imponer la Nueva Constitución del Cielo: “Artículo primero: En adelante, el Cielo se denominará Infierno”, proclama. “Artículo segundo: Los habitantes del Cielo serán llamados diablos”. Mientras tanto, Cristóbal (Jean Bouise), un marino extranjero, y Julio Bobadilla (Alden Knight), un campesino negro convencido de la importancia de la música del órgano de Manzanillo para estimular la revolución, se convierten en los líderes de un movimiento social que logra derrocar al tirano a ritmo de conga.
La concepción de algunos personajes resulta desconcertante (por ejemplo, la virgen de la Caridad, interpretada por la actriz negra Bertina Acevedo, usa un estrafalario disfraz de gallina). La película es resultado de la mirada de un equipo de cineastas franceses deslumbrados por la cultura popular cubana y excitados por la atmósfera de los años “románticos” de la revolución.
La dirección de fotografía es de Henry Alekan, quien había hecho 15 años atrás La Bella y la Bestia de Jean Cocteau. Los alucinantes y muy teatrales decorados y diseños de vestuario de Hubert Monloup fueron inspirados, sin duda alguna, por las carrozas de los carnavales y por los shows de los cabarés habaneros de la época. La banda sonora de Gilberto Valdés incluye cantos yorubas, sones y canciones de corte bretchiano. Sin duda alguna, este filme de Gatti se adelantó en varias décadas a las tendencias posmodernistas y aún hoy día su utilización del absurdo resulta transgresora y desconcertante, así como su dramaturgia y la teatralidad de la puesta en escena. Algunas escenas se rodaron durante la Crisis de los Misiles.
Hoy día, este filme es una pieza de arqueología casi imposible de encontrar. En Cuba, no volvió a proyectarse públicamente después de 1963; pocos lo recuerdan y menos aún lo han visto. (Nosotros tuvimos la suerte de verlo en 1989, en una proyección privada en una salita del ICAIC). El otro Cristóbal es insólito, irreverente, irrepetible: haber conseguido una copia en DVD es casi un milagro, y verlo nuevamente, una experiencia memorable.
Etiquetas: Cine cubano
2 comentarios:
me ha intersado muchisimo su comentario sobre tan insolita pelicula.Quisiera saber si la version que vieron en el ICAIC fue la que duraba mas de cuatro horas o la de dos horas que vimos (dificilmente) en Europa. Gracias de antemano.
Estimado Gilles,
la version que vimos era de dos horas de duracion. No sabiamos que existiera otra con mayor metraje. Tenemos una copia casera en DVD (que solo puede verse en la pantalla de una computadora). Si le interesa, podemos enviarle una copia. !No todos los dias se encuentra alguien que recuerde esta rareza de pelicula!
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