viernes, 8 de febrero de 2008

Sunrise

Sunrise
(Estados Unidos, 1927)
Dirección: F. W. Murnau.
Intérpretes: George O’Brien, Janey Gaynor, Margaret Livingston.

El magnate William Fox le garantizó a Friedrich Wilhelm Murnau que tendría un gran presupuesto y el control absoluto sobre sus obras con tal de que se decidiera a rodar en Hollywood. Incluso estuvo de acuerdo en contratar a la actriz alemana Camilla Horn (la estrella de Tartufo y Fausto, los dos filmes anteriores de Murnau) como principal estrella femenina de su primera película para la Fox. Pero esto último no fue posible porque la UFA, que la tenía contratada, no quiso cederla.

El caso es que el director de Nosferatu se fue a Estados Unidos para hacer una filme inspirado en una novela de Herman Sudermann. El guión lo había escrito el austríaco Carl Dreyer (con quien Murnau había colaborado en Tartufo y La última risa) y como director de arte contaba con el alemán Rochus Gliese, otro de sus colaboradores de confianza. El resultado fue Sunrise: A Song of Two Humans, la obra maestra de su filmografía y una de las más grandes obras del cine de todos los tiempos.

El argumento es muy simple: un campesino (George O’Brien) y su dulce y bella esposa (Janet Gaynor) empiezan a tener problemas en su relación cuando él es seducido por una mujer de la ciudad (Margaret Livingston) que está pasando sus vacaciones en el pequeño pueblo donde viven. Como la forastera se ha fascinado con su rústico amante (¡bueno, a cualquiera le pasaría lo mismo!), le sugiere que invite a su cónyuge a dar un paseo en bote por el lago y que la arroje al agua, para deshacerse de ella, fingiendo un accidente. El joven, inicialmente, rechaza la idea con horror, pero después se anima a llevarla a la práctica. Invita a su mujer a la ciudad y, cuando están atravesando el lago, se acerca a ella dispuesto a asesinarla. En el último momento, recapacita y se arrepiente de su acción. Al llegar a la ciudad, la esposa huye horrorizada, pero él le da alcance y le pide perdón por lo ocurrido. Durante todo el día, disfrutan de los atractivos de la ciudad como dos novios. Pero, al volver al pueblo, una tormenta los sorprende en el bote, ella cae al agua y… Mejor no seguimos, para que puedan descubrir por ustedes mismos cómo termina la historia. Aunque en realidad en esta película de Murnau más que lo que se cuenta, importa como se cuenta.

Las interpretaciones son excelentes y al verlas uno entiende por qué durante el rodaje el director solía repetirles a sus actores: “¡No piensen, actúen!”. Aunque, en honor a la verdad, en varios de sus primeros planos Margaret Livingston parece un travesti.
Sunrise tiene pasajes memorables, como el largo travelling de la secuencia en que los amantes se encuentran a escondidas, bajo la luna llena, o la dramática escena de la tormenta. Las imágenes superpuestas le confieren un estilo visual extremadamente novedoso para la época. Para las escenas de la ciudad, filmadas todas en estudio, fueron construidos unos asombrosos sets.

La película cuenta con una banda sonora sincronizada (una novedad que empezaban a ofrecer los grandes estudios al público). Sin embargo, se respeta la dramaturgia y el estilo interpretativo propios del cine silente. Los letreros de los diálogos son escasos y la partitura desempeña una importante función narrativa. De hecho, en el mundo circularon dos versiones de Sunrise: una con la partitura musical de Hugo Riesenfeld, grabada en el sistema Videotone (que estaba estrenando la Fox), y otra muda, para exhibir en las salas donde aún no se contaba con ese sistema.

En 1929, en la primera edición de los premios de la Academia (aún no se llamaban Oscar), Sunrise ganó el galardón denominado “Best Picture, Unique and Artistic Production”. Janet Gaynor mereció el premio a la mejor actuación protagónica femenina por su trabajo en esta y otras dos películas, y también fue galardonada la excelente fotografía de Charles Rosher y Karl Struss. El director de arte tuvo que conformarse con una nominación.

Este impresionante poema visual, como era previsible, no tuvo el éxito de taquilla que se esperaba. A partir de entonces, la Fox limitó el control de Murnau sobre sus dos siguientes producciones. El director falleció en 1931, a los 42 años, en un accidente automovilístico. Acababa de rodar Tabú, en colaboración con Robert Flaherty, y estaba trabajando en su musicalización. El estreno en Nueva York tuvo lugar una semana después.

Estos son diez de los mejores minutos de la película:

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